(...)
Al poco me fijé que había un chaval sentado, algo delante de mí, en el talud de pradera que caía sobre la zona de el ‘acto’. Como yo, se mantenía distante, y parecía hacerlo adrede, con algún motivo,… el no estar del todo inmiscuido entre la otra gente y el público, sino que... semejaba estar a una distancia,…, con la distancia suficiente como para poder verlo todo, pero no poder decirse que estaba dentro. Era uno de estos chavales sudamericanos, morenito, y llevaba puesta una camiseta del Atleti. Con sus dos manos agarraba un balón.
Al poco me fijé que había un chaval sentado, algo delante de mí, en el talud de pradera que caía sobre la zona de el ‘acto’. Como yo, se mantenía distante, y parecía hacerlo adrede, con algún motivo,… el no estar del todo inmiscuido entre la otra gente y el público, sino que... semejaba estar a una distancia,…, con la distancia suficiente como para poder verlo todo, pero no poder decirse que estaba dentro. Era uno de estos chavales sudamericanos, morenito, y llevaba puesta una camiseta del Atleti. Con sus dos manos agarraba un balón.
- Estos actos es mejor verlos desde la retaguardia… ¿verdad? –le dije. Me miró como sin comprender, y volvió la cabeza de nuevo hacia el acto. Estaba más atento de lo que creía.
- ¿Qué… qué es? ¿Sabes… qué celebran?
- Es el día del soldado caído.
- ¿Ah sí? Vaya… ¿de qué país?
- …Del Ecuador–dijo, con una rotundidad y orgullo que me resultaron chocantes, para un niño de su edad.
- Y qué, viniste invitado, pero te has escabullido un rato… ¿verdad?
- …Prefería mantenerme algo alejado al final… señor.
Lo de ‘señor’ me sorprendió. No me consideraba a mí mismo ni mucho menos un señor, al menos hasta esta tarde. Me senté a su lado, aunque no demasiado cerca.
- …La música es bonita… ¿es una marcha militar, o algo así?
- Es la marcha del día de los caídos, en mi patria.
- ¿…Y tú por qué estás aquí? ¿Te invitaron?
- Mi papá fue uno de los caídos.
- Vaya. Lo-lo siento. Lo siento… de verdad.
Miré el balón por un segundo, y sentí como que mis problemas eran ridículos. Yo mismo, con mis preocupaciones a cuestas, con aquella facha en el parque, preguntándole eso al chaval, me sentí un poco ridículo.
- ¿Te… te gusta el fútbol? Yo también soy del Atleti, ¿sabes?
- Pues… no.
- ¿No te gusta?
- …Que no sabía que fuera del Atleti.
- ¡…Ah!
Había cogido con mis brazos mi rodilla plegada, y miraba complacido pese a todo el espectáculo abajo. Me sentía un poco como en la última fila, de cuando estaba en las clases del cole.
- A ver… ¿se sabe la alineación?-me sorprendió.
- Cuál, ¿la de ahora?
- ¡Claro!
- Uy… yo me las sabía antes… ahora ya me he quedado un poco desfasado. …Futre ya no juega, ¿no? –le dije por provocar.
- ¡Claro que no! ¡Hará… diez años por lo menos que no juega!
- ¿Lo ves? Te lo dije, que me había quedado desfasado.
- Ahora juega Agüero…
- Ah sí, ese es un buen chaval. Pero no tan bueno como era Futre, te lo puedo asegurar…
- ¿…No? ¡Seguro!
- ¿…Te la sabes tú?
- El qué.
- La Alineación.
- Sí
- A ver.
- Leo Franco. –empezó- Perea, Luis, Pablo… -y así siguió, diciéndola toda de carrerilla.
- ¡…Muy bien!
(…)
- Oye, y sigues al Atleti desde que viniste,… o ya eras seguidor en tu país.
- No. Yo allí seguía a un equipo de allí…
- ¿Sí? A cuál.
- Al Barcelona.
- ¿Al Barcelona? ¡Jaja! ¡El Barcelona es de aquí!
- ¡El Barcelona de Guayaquil!
- ¡Ah! Ya, ya… ¡Lo sabía! Lo sabía, sí, claro, lo que pasa es que bromeaba…
- ¡Sí, claro! Jaja...
- …Oye, y dime una cosa… ¿por qué te hiciste del Atleti?
- ¿…Por qué?
- Sí. ¿No te gustaba más el Madrid? El Real Madrid. Suele ser un equipo más conocido, gana más trofeos… no sé.
- Pues… no sé. Mi papá me dijo que me hiciera del Atleti…
- ¿…Tu papá vivió aquí?
- Sí.
- ¿Y luego se fue?
- Sí. …Luego tuvo que irse.
...Abajo en el acto, una cierta autoridad, que me sonaba del Gobierno Regional o algo por el estilo, andaba leyendo un… incierto manifiesto, dando ciertas gracias a los presentes, loando y resumiendo… Yo mientras, me sentía cómodo allí sentado en el último banco de la clase, con otro compañero… renegado como yo, atendiendo a un acto al que además no había sido invitado, (aunque a esas alturas debería haber estado camino de la oficina de Duscer para entregarles el proyecto...). Estaba fuera de lugar, y eso, curiosamente, me divertía.
- …Y dime otra cosa… ¿por qué se hizo tu padre del Atleti? ¿Lo sabes?
- ¿…Por qué le interesa eso tanto?
- ¡Jaja! –me hizo gracia, aunque cuando le miré, él estaba serio. - …Pues… no sé. Era por hablar de algo…
- Pues… decía que le era simpático.
- Tu padre era un tío como dios manda, ¿sabes?
(…)
- ¿Y hoy no tienes cole?
- No. Nos hemos librado! Je, je…
- le miré- ¿Te han dado el balón ahí abajo?
- Sí… -me respondió con un gesto algo triste. Volví la vista de nuevo hacia el tumulto.
…Hermosas y esponjadas nubes blancas se movían en lo alto. Abajo, los árboles y el verde brillaban en medio de la leve música.
- ¿Qué lleva ahí? -me interrumpió el chico.
- ¿Esto? ¡Nada! Una cosa de trabajo.
- ¡…Vaya rollo!
- Pues sí. –no lo sabes tú bien- Yo también me he escapado hoy del cole –y le hice un gesto con las cejas que le hizo sonreír. La verdad es que el chaval era simpático.
- ¡Ja! ¡Usted ya no va al cole!
- Puede ser… pero el trabajo es tan rollo como el cole, ¿no te lo han dicho?
- No…
- Oye, ¿por qué me llamas de usted? ...Somos colegas, ¿vale?-y le puse el puño, para que chocara con el suyo. Dudó un rato, pero al final chocó.
- Ven, Saúl, vámonos.- Llegó diciendo una madre, con aspecto de malas pulgas y desconfianza subida hacia mí. Tiró del crío con energía, y se alejaron a grandes zancadas colina abajo, forzado el muchacho por la madre. Casi al final volvió la cabeza. Yo le gesticulé ‘co-le-gas’…
(Yo) me quedé luego un rato más allí sentado, con mis rodillas agarradas por los brazos, y el traje recién estrenado ensuciándose con la hierba. Soplaba algo de aire que se levantaba, haciendo moverse las hojas de los árboles cercanos, y resultaba agradable, la verdad, difuminando de paso el rumor de la música. …Aquello de la madre, la desconfianza, me dejó un sabor amargo por un poco… me hizo pensar que un tipo como yo, vestido de adulto, o mejor dicho, siendo adulto, podía parecer incluso un peligro para los niños. Era sospechoso que un hombre hablara con un chaval, yo era sospechoso y casi me veía a mí mismo con malos ojos, mientras escuchaba la banda militar tocar las últimas notas de nuevo de aquella conmovedora y algo trágica marcha fúnebre: pam, bom, pam…
-----------------------------------------------------------------------
…Caminé de nuevo hacia el estanque, y miré el reloj. Era la una y media pasadas. El sol pegaba igual de fuerte, entre las algodonosas nubes blancas allá arriba (...)
5 comentarios:
Cada día me gusta más cómo escribes, narras y expresas.
Gracias por dejar que los demás podamos disfrutar
Saludos.
p.d. el día que te llaman señor/señora te conviertes en adulto/mayor de repente y asusta un poco.
La dificultad de hablar con un niño queda patente en este texto donde los gestos son más importantes que las palabras (la ceja arqueada, la gesticulación "colegas, el puño...).
Buen trabajo, miguel.
Muchas gracias a ambos...
Lectora, me prometiste decirme tu identidad ;), aunque sea para poder llamarte por un nombre... por otra parte, qué razon tienes... eres de por aquí?
Rayuelo, no me había fijado, pero muy buen detalle el q apuntas... a menudo las palabras suelen esconder una 'intraconversación'
Que yo había qué?? jaja, pero qué salado, a la par que educado y simpático, tengo que buscarme un nik, qué pereza no? entonces, dejaría de ser - una lectora habitual "desconocida" - ?
Cuando dices "por aqui"? te refieres a los intenetes y la bloglilandia, no? lo primero es evidente que si, pero en lo segundo, negativo.
1 saludo
Jeje... no, yo soy mucho más clásico, cdo decía que si eras de por aquí me refería a España. De hecho, cdo un madrileño dice eso, en cualquier parte del mundo se refiera a madrid. Ej:
- ¿De donde eres?
- De aquí, de Madrid
Publicar un comentario