Quiero iniciar aquí un ciclo de retratos sobre una serie de personalidades que, cómo decirlo, serían una suerte de “Cara B” de la historia. De la historia de la Civilización, la “Gran Historia”, o al menos como nos la han contado, la historia del resto, de los otros que no son yo, la historia oficial, (la que queda en los “anales” mentirosos y tramposos que el paso del tiempo nos lega), a modo de cómoda simplificación sobre lo que realmente ocurrió.
Son una serie de mini-biografías, o mejor, esbozos o retratos, como trazados simplemente a lápiz, que pretenden mostrar esa otra cara incómoda que una ama de casa de la alta sociedad como dios manda jamás dejaría entrar en su casa. Serán evidentemente, visiones sobre los personajes que inevitablemente, llevaran mucho de mí mismo (quiero advertir): de mi visión del mundo, de mis anhelos, de mis propias carencias y debilidades… Pero no sigamos hablando de mí, pasemos ya a hablar de ellos, esos a los que he llamado Malditos de la Posteridad, o Grandes Campeones del Fracaso. Los “Perdidos”, de los que hoy vengo a traer al primero, que es (ni más ni menos) que el gran:
Martín Ramírez: “Un destino… sin escape”
Algunos datos biográficos:
El pintor Martín Ramírez González nació en la aldea de Tepatitlán, Los Altos de Jalisco, del Estado de Jalisco, México, en el año 1885 según unas informaciones, y en el 1895 según otras. Esto da una medida sobre lo desconocido y remoto del personaje.
Creció por tanto en un entorno pobre y subdesarrollado, en unas tierras en las que el medio de supervivencia era fundamentalmente la ganadería, organizándose las gentes en Haciendas y propiedades de terrenos, bien pequeños propietarios que cuidaban de sus tierras y ganados, bien propiedades más grandes, en las que servían o trabajaban los más pobres de las comarcas. Ramírez pertenecía a este segundo grupo.
No hay muchos más datos biográficos sobre sus orígenes a día de hoy. Se sabe que montaba a caballo y trabajaba desde joven, que se casó a los veintipocos años, tuvo 3 hijos (al tercero nunca lo conocería), y en un momento dado, inició la adquisición de una pequeña propiedad con la fórmula del Crédito a pagar en los años que habrían de venir. Este es el origen de su singular historia, donde empieza lo peculiar, y comienza a acabar lo que hubiera podido ser una vida (más o menos desdichada) convencional como la que cualquier congénere de su tiempo y país hubiera podido tener. Esta razón, la de tener que pagar un crédito, y por tanto tener que emigrar para poder cubrirlo, es la que habría de hacer de él a posteriori un personaje singular, recordado,…incómodo a la Historia. Así que no despreciéis lo que vuestras hipotecas os puedan venir a traer…
(…)
Tooodos, absolutamente todos a los que he visto escribir sobre Ramírez, se empeñan en dar una explicación –personal- a su obra. Es como si no pudiéramos vivir sin regalarnos un tranquilizador de conciencia, para ciertas cosas que resultan enigmas a nuestra forma de entender. La más convincente, empero, de las (odiosas) explicaciones, es la que hace su reciente biógrafo Victor Espinosa (que viene a decir que hay que dejarse de zarandajas, que nada de intrincadas hipótesis sobre su enfermedad mental y los dibujos; que en realidad el autor lo único que trataba era de contar su historia a través de imágenes; pues desconocía el idioma).
Así que yo, daré la mía. Buceemos en su vida.
Su peculiar historia:
(sigue)
2 comentarios:
hola, oye, cómo lo haces para poner las fotografías en las entradas????
Saludos
Pues mira, en blogspot al menos, al publicar una entrada hay un iconito e la esquina superior derecha que pone "subir imagen".
a ver si eso te ayuda... que sea que sí!
!!!
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