martes, 29 de septiembre de 2009

El día que nos partió un rayo...


Recuerdo que estuve un buen rato… un rato muy largo hablando con Mateo, o eso me pareció… con ese sol tan picajoso de la tarde pegándome, al menos a mí, de una forma molesta… y no pude evitar la sensación, sobretodo hacia al final, de… cómo le diría a usted… que alguien agazapado nos miraba.”

“¿Les miraba? Desde dónde.

Desde arriba.

Desde arriba… dónde.

Yo creo… que desde una ventana de la Estación.

¿La Estación?

Eso es.

Pero la Estación debe de estar unos 15 km más arriba… de donde usted dice que estaban…

Pues… no sé. Sería desde una ventana.

Una ventana…

Una ventana de algunas de las casillas que hay por allí.

¿Sería otro pastor…? ¿O alguien que vive por allí?

No. Allí ya no vive nadie más.

(…)

“Dígame… entonces dice que perdió a su mujer hace 5 años… Cómo fue.

Sí. Fue una de las veces que subía el ganado a la montaña.

¿Cuando hacía esto? ¿En verano…? ¿Lo… lo hace a menudo?

Aproximadamente, cada 15 días… A lo mejor me subo 3 o 4 días, si está flojo por aquí… a donde lo verde. Y luego me las bajo.

¿…Subió entonces a la Estación?

No. Sólo subí a la montaña.

Cómo fue lo de su mujer.

Pues… subí como le digo con las vacas… a la parte del Partorral. Que es donde más suelo ir. Bajo del Collado. Esta fresco y verde siempre, y muy pocos suelen ir por allí…

Ahá.

(Silencio)

Osea que hay bastante pasto…

Eso es.

(Silencio)

Siga.

Cuando bajé… se me habían llevado a la mujer.

¿Así? ¿Simplemente?

Como se lo cuento.

…En el pueblo me dijeron… que usted nunca ha estado casado.

Uno de ellos debió de ser. A ver, cómo quiere que le digan otra cosa.

Ya.

(Silencio)

Y qué sucedió arriba. En la montaña. ¿Sucedió algo… o notó algo usted raro, al irse, o antes de bajar?

Sí.

Qué fue.

¿Antes de irme, o arriba?

Cuénteme las dos cosas. Primero una, y luego la otra.

Bueno… la verdad es que los días anteriores… estaba el ambiente raro.

¿Raro?

Sí. Raro. Como cuando se nota… esa especie de “electricidad” en el aire. No sé si me entiende.

¿Como… antes de que empiece una tormenta?

Como… más bien como cuando se está esperando a alguien, y sabes que está a punto de llegar. Pero aún no llega.

Ya. ¿…Esperaban a alguien?

Yo, no.

¿Y su mujer?

Casi pondría la mano en el fuego… que tampoco.

¿Casi?

Sí, casi.

Qué pasó en esos días de antes. De antes de subirse.

Ya le digo, estaba el aire muy raro… como tenso. Sí, eso que dice usted de las tormentas. Apenas pude hacer nada de la faena en esos días. Me los pasé fuera, en el porche, esperando.

¿…Esperando…algo?

No. Sólo esperando.

En el pueblo dicen que se le suele ver a usted en ese porche que dice, casi siempre.

(Silencio)

¿…Y?

Pues no sé… si dicen eso…

Y dice usted que tenía la sensación de que iba a llegar alguien a la casa… ¿Les visitaba mucha gente?

Pues no mucha, la verdad.

¿Cuándo supo usted que alguien había llegado a la casa, y se había llevado a su mujer?

Pues… en la montaña me pasó algo. Como le decía.

Cuéntemelo.

Pues… fue cerca del paso del collado, en el Porcal. Un poco más abajo del Arrallán. Estaba con el rebaño… y me fui a dar unos pasos hacia el monte, por una arroyuela que baja de la antigua presa. No sé si lo conoce.

No.

Es una parte pelada, bastante pelada de cerros y majadas, que ya sube… hacia lo que es la montaña. La montaña de verdad, quiero decir. Queda a este lado de usted del collado… ¿sabe? Es una zona que le dicen las Peñas, y más arriba ya está el Monte Arrayo y toda esa parte.

Ya.

Eso es.

Por allí están los túneles de la antigua vía… ¿no?

Pues no. Los túneles quedan hacia la otra parte, la otra parte del Collado.

…Cuénteme qué le pasó.

Pues estuve caminado un rato arroyo arriba, por estirar un poco las piernas y buscar algunos endrinos y todo eso… Por distraerme, más que nada. Entonces me metí casi de lleno en el circo ese que queda debajo de la presa. La presilla. Es una zona muy amplia, un valle alto, y algo recóndito. Pero es curioso…

Y qué le pasó allí… relacionado con lo de su mujer.

No sé.

¿No sabe?

Que no sé si lo que me pasó está relacionado con lo de la mujer. Pero… para mí… a mí me parece que sí.

Qué fue.

Pues estaba dando unos pasos por allí, como le digo… y la verdad es que era una tarde muy plácida. Hacía buen sol, de ese sol picajoso que le decía… y se movía un poquejo de viento, en los árboles y “todo eso”...y yo me iba fijando en todo eso, un poco distraído… cuando algo me hizo volverme.

Qué fue.

No sé.

¿Pensó que le observaba alguien, de nuevo? ¿Alguien… agazapado?

No lo sé. Tal vez…

Y qué ocurrió.

Como le decía, algo me hizo volver. Miré un segundo. Fue como si me hubiera caído un relámpago, como un “rayo”, de un instante… y luego se fue. Estuve mirando un par de segundos para abajo, hacia el valle y “todo eso”. Y cuando me volví… fue como si toda la montaña retumbara. Como si produjese un estruendo… un ruido ensordecedor, todo alrededor, en todas las rocas, y los árboles.. en todo, ¿entiende? Como un gran temblor, pero sin haber temblor… ¿sabe? Como si viniera de todo eso, de debajo de la montaña, pero no proveniente de la tierra, sino de la misma montaña, de todas las cosas que hay allí… ¿Sabe?

Pues la verdad es que…

Como si… una cosa parecida, a como si todo aquello estuviera gritando mi nombre, todo a la vez, de forma estruendosa… y al cabo de unos segundos de mirarlo, paró.

…Ya.

Lo estuve mirando un rato quieto, a todo eso, pero todo había vuelto a la normalidad. Ya no hacía más ruído.

Es posible… que fuera alguna explosión, de alguna mina o cantera por la otra parte de la montaña?

No creo. No hay ninguna mina por aquí.

Y qué cree que fue.

No lo sé.

¿…Le había pasado antes alguna vez?

Sí.

¿Y qué hizo después?

Nada. Fui a por las vacas, y me las bajé.

¿Bajó esa misma noche?

No. Tuve que hacer noche en la Nava. No se baja de allí en una tarde.

Dice que le había pasado esto alguna otra vez antes.

Sí. Tenga en cuenta que nuestra casa está… Que le hace espalda a la Montaña.

(…)

Me dicen que le gusta a usted también ir a la Estación.

Me parece que hablan mucho… esos.

¿Pero es cierto? Dicen que le han visto por allí, no sé…

Sí, a veces voy.

¿Y eso?

Pues… a veces me gusta.

Se hace raro. Una Estación abandonada, y tan grande…

Al final del otoño, que hay tiempo de libre, y si hace bueno… pues a veces voy. Por allí.

Se me hace raro.

Es un sitio tranquilo.

Pero hay tantos sitios tranquilos por estas montañas… ¿No le apetece más… en esas tardes, bajarse al bar, por ejemplo?

A veces me bajo. Pero no me apetece eso, siempre. ¿Quién le dijo lo de la Estación?

Pues… su amigo Mateo. Por ejemplo. Entre otros.

Ya.

Me han llegado a decir que usted se hace hablando con gente que se figura que hay por allí.

Pues… no sé. Nunca he hablado con nadie. Por allí.

Dígame, ¿por qué le gusta la Estación?

No sé. Es un sitio grande. Está lejos. Y se ve abandonado.

Tres buenas razones.

Digamos que… al no usarse ya para lo que fue hecha… es como si hablara más claro. O justo quizás más oscuramente. De lo que fué.

¿…Si hablara quién? ¿La Estación?

Es un decir. Quiero decir que transmite una sensación... de esas cosas que le digo.

¿Y… ve allí a gente? ¿Se encuentra con alguien?

¿En la Estación?

Eso es.

Pues… no. Nunca he visto a nadie por allí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Has pasado alguna vez por la que fue la estación del norte (príncipe pío), siempre pienso en las historias que se quedaron atrapadas en las paredes... no sé porqué...

una buena historia...

El-Al-Eim dijo...

Que si he pasado? Es uno de mis sitios predilectos de Madrid! (pese a la reforma que le hicieron...) Curiosamente una historia con la que ando metido tiene mucho que ver con aquella zona. Eres de por aquí? Me sorprende, pensaba que ya nadie pasaba por esta page (si pasaron alguna vez...)

una lectora habitual "desconocida" dijo...

Hombre de poca fe...
Texto intrigante con tu propio "aire" o lo que sea.
Gracias por descubrirme la canción.

1beso

El-Al-Eim dijo...

Entonces eres Sayo o Rosario, no? Pues nada, me alegro de que te sigas pasando por aquí y te guste entonces...

Seguimos en contacto, otro bes o para tí

juan diez del corral dijo...

Muchas gracias por la visita a mi blog y por el comentario dejado allí. Entrar a un blog parece ser algo imprevisible. Me ha sorprendido mucho que lo hicieras por la entrada en que comentas (la del periodismo, arquitectura, etc), pero bueno, así es esto. A mi me ha hecho ilusión ver la estación de Canfranc nada más abrir el tuyo, aunque vislumbro que la usas para desplegar una bella historia. Si te animas a ver más cosas de mi blog no dudes en usar el mail para un comentario más directo.
Un cordial saludo.
juandiezdelcorral